El escritor y periodista El Houssine Majdoubi Bahida ha publicado un libro titulado «Marruecos en el pensamiento español», en el que aborda las diversas percepciones políticas, culturales y militares que el imaginario español se ha forjado sobre su vecino del sur, Marruecos. Importantes medios de comunicación árabes como Al Jazeera, Al Quds Al Arabi, Ray Al Youm y Al Arabi 21 dedicaron importantes artículos al libro. Ofrecemos una traducción del artículo de Al Jazeera con algunos cambios, y publicamos enlaces a los demás artículos para quienes estén interesados.
Majdoubi es doctor en ciencias de la información por la Universidad de Granada, y es autor de varios libros entre ellos “Más Allá del Estrecho de Gibraltar” sobre la transición española (2002), y “Revolución por la Dignidad en el mundo árabe” (Icaria 2012)
«Marruecos en el Pensamiento Español» es el título de un nuevo libro del autor marroquí El Houssine Majdoubi Bahida, que analiza cómo los españoles han forjado la imagen de Marruecos en su imaginario a lo largo de la historia. Es también una navegación a través de diferentes épocas que van desde las Guerras de la Reconquista hasta la actualidad, primera mitad de la tercera década del siglo XXI. El libro intenta explicar cómo y en qué etapas además de los condicionantes se ha formulado la imagen intelectual de Marruecos en diversos aspectos del pensamiento español, político, económico, cultural, militar y diplomático.
El libro, publicado hace meses por la Editorial marroquí Salma, se centra en algunos de los principales acontecimientos históricos que ejercieron un impacto sobre el proceso del pensamiento español en cuanto a Marruecos. En lugar de una narración cronológica de los acontecimientos históricos, persigue el desarrollo de las ideas en relación con su contexto histórico. Es decir, averiguar si tal concepto es el fruto de un acontecimiento histórico concreto o, al contrario, un hecho histórico ha sido llevado a la aplicación de un concepto establecido previamente. Por consiguiente, el autor se interesa en poner de relieve las ideas de pensadores como Ramon Llul, Cánovas del Castillo, Joaquín Costa, Américo Castro o Blas Infante sobre Marruecos y no por las actuaciones de reyes como Isabela la Católica, Felipe III o Juan Carlos I o el general Franco.
El autor reconoce que su obra es una lectura del pensamiento español realizada por un investigador y escritor de la orilla sur del Estrecho de Gibraltar, cuya interpretación de los hechos y percepción de determinados conceptos puede ser distinta de la visión que prevalece en la orilla norte, debido a su formación sociocultural y religiosa, es decir arabo-amazigh y musulmana. Este trabajo se inscribe en la dinámica cultural que experimenta el sur, revisando con criterio crítico las producciones intelectuales europeas y occidentales en general sobre otras naciones y culturas, en particular las que han sido colonizadas. No cae en la tentación chovinista de rechazar la producción de otras culturas, la occidental y específicamente la española en este caso, sino que analiza y critica este producto intelectual con espíritu constructivo y objetividad, sobre todo que el autor es doctor en las ciencias de la comunicación por la universidad de Málaga.
El libro pone de relieve cómo la hoja de ruta intelectual española en torno a Marruecos se ha ido construyendo durante siglos sin cambios fundamentales. Y si se produce algún cambio, es a nivel de la terminología usada. En este sentido, el autor muestra cómo la clase política y militar, percibió a Marruecos hasta mediados del siglo XX desde una perspectiva marcada por la religión. También cómo evolucionó esta percepción en nuestro tiempo, sustituyendo el «enemigo religioso» por términos geopolíticos como «El Peligro del Sur».
Una excepción al orientalismo
El autor argumenta que, entender la presencia de Marruecos con todas sus manifestaciones en el imaginario español, requiere tener dos fundamentos básicos en cuenta: el primero es geográfico, es decir, la proximidad geográfica entre los dos países que genera en general desconfianza cultural y política. El segundo es el factor religioso y el enfrentamiento derivado dado su impacto en la construcción de la identidad.
Metodológicamente, el autor no considera la producción intelectual española sobre Marruecos como orientalismo, y destaca que si el pensador Edward Said subrayó que Occidente se vio obligado a inventar y establecer el concepto del «otro» Oriente como espejo que refleja en sentido contrario todo aquello en lo que cree, el caso de España es diferente y excepcional.
La excepción española se manifiesta en el hecho de que este país ha sido occidental durante siglos, pero el «Otro» no estaba geográfica, intelectual y culturalmente separado de él o más allá de sus fronteras, sino que vivió y convivió durante siglos en el territorio español y ejerció una profunda influencia en la cultura y la civilización de España. Por tanto, España no necesitó inventar al “Otro” para reflejarse a sí misma, sino que coexistió y se enfrentó a él en su propio territorio durante el proceso de la formación de su identidad como nación. Este proceso empezó desde las Guerras de la Reconquista hasta la expulsión de los moriscos, la relación de España con la cultura y el poder islámicos se asemeja a una cruenta guerra civil en la que un bando destruye al otro enemigo e intenta aniquilarlo y eliminarlo de la historia».
Discurso hostil y tolerante
El libro se sustenta en una idea principal, a saber, que el discurso hostil y el discurso tolerante hacia Marruecos en el pensamiento español, ambs se gestaron a lo largo de los siglos anteriores, y no se originaron en los siglos XIX o XX. Por lo tanto, el libro considera que el origen de Marruecos en el pensamiento español se produjo con las tesis del pensador religioso Raimon Llul, que en el siglo XIII estableció la fórmula intelectual y religiosa para el reintegro de la Península Ibérica en el cristianismo, mediante la expulsión del Islam al sur del Estrecho de Gibraltar.
Este pensamiento fue desarrollado por líderes políticos como Isabel la Católica, que puso fin al poder islámico en la Península Ibérica con la Toma de Granada en 1492, y pensadores como Cánovas del Castillo, que consideraba las montañas del Atlas en el sur de Marruecos como las fronteras naturales de la España cristiana. Esta línea de pensamiento que se basa sobre la desconfianza hacia el vecino, sur la siguen manteniendo hoy en día partidos políticos del siglo XXI como el Partido Popular, y ha sido retomada por el partido extremista «Vox», este último que quiere hacer del día de la Toma de Granada, el 2 de enero, la fiesta nacional en España.
Por otra parte, el concepto de tolerancia, que aboga por el diálogo y la buena vecindad con Marruecos, se concretó con el ministro español de Asuntos Exteriores, el duque Floridablanca, que contribuyó a la firma del primer acuerdo diplomático moderno entre ambos países en 1767. Este diplomático se inspiró en la filosofía de la Ilustración imperante en Francia y Europa, que instaba a abrirse a otros pueblos para ayudarles a modernizarse. Allanó el camino para el surgimiento de un pensamiento conciliador y cooperativo hacia Marruecos, cuyas figuras más destacadas fueron Joaquín Costa, Blas Infante y, en nuestros días, Juan Goytisolo.
Entre las dos tesis enfrentadas durante los dos últimos siglos, ha surgido una tercera que intenta compaginar ambas. Considera a Marruecos como un gran socio al que hay que ayudar a desarrollarse, pero a condición de que permanezca bajo tutela española para no sorprender a España algún día, en el sentido de ser superior, precisamente en lo militar. El origen de esta tesis o mejor dicho uno de los principales promotores fue el pensador granadino Ángel Ganibet en su libro «Idearium de España» a finales del siglo XIX. Este punto de vista es adoptado actualmente por el Partido Socialista español PSOE, cuyos jefes de gobierno, Felipe González, también Rodríguez Zapatero y más tarde Pedro Sánchez, han intentado materializar esta percepción política respecto a Marruecos.
Un Américo Castro para las relaciones hispano-marroquíes
Para completar la imagen de Marruecos en el imaginario socio-político, el libro repasa las diferentes percepciones de Marruecos en la creación literaria y artística, así como la naturaleza de los estudios académicos y geopolíticos, ya sea en universidades o institutos de estudios estratégicos. Critica la falta de objetividad de algunos de estos estudios, que no han conseguido liberarse del peso de las percepciones ancladas en el pasado en cuanto a Marruecos. En vista de lo citado, el libro subraya que mientras el historiador enciclopédico Américo Castro ha liberado los estudios sobre Al Ándalus y la historia de España en general de la visión tradicional hacia una visión conciliadora en cuanto a la herencia andalusí, las relaciones marroquí-españolas esperan todavía la aparición de un investigador del calibre y el estilo de Américo Castro que las libere de los prejuicios del pasado.
El libro critica la poca solidez de los estudios marroquíes sobre España. Hace un llamamiento para la consolidación de una escuela hispánica fuerte que contribuya a un conocimiento más profundo del vecino español en Marruecos, ayudando a las élites marroquíes a adoptar posiciones basadas en el conocimiento de la realidad de España y no en la reacción emocional. También señala que es preocupante que en el imaginario marroquí empiece a formarse una percepción muy negativa de España como reacción de los marroquíes a ciertas políticas de Madrid que consideran hostiles como el tema del Sahara. Esta vez, no se basa en la diferencia de religión como ocurría en el pasado sino en hechos políticos. De modo que cada vez que estalla una crisis entre los dos países, las redes sociales se llenan de críticas violentas contra España (Ocurre lo mismo en España). Esto no contribuye al diálogo en el futuro.
El autor llama la atención sobre los profundos cambios geopolíticos que experimenta el mundo desde hace años, agravados por la guerra ruso-ucraniana. Considera que la actual e incontrolada dinámica del cambio geopolítico mundial es capaz de provocar enfrentamientos inesperados, como ocurrió durante la crisis del Perejil en el verano de 2002. Para evitar las desagradables sorpresas que la historia nos depara de vez en cuando, el libro insiste en la necesidad de reflexionar sobre nuestro destino común aplicando una serie de medidas de confianza. Esto incluye la esfera política, mediante el uso racional del Acuerdo de Amistad y Buena Vecindad, y de convertir a la inmigración marroquí en España en un elemento de desarrollo de las relaciones bilaterales y no un tema de confrontación. También estas medidas pasan por reforzar el diálogo entre los ejércitos de ambos países para que determinadas cuestiones, como el desacuerdo sobre la soberanía de Ceuta y Melilla, no escapen al control político.
El autor, señala que ambos países sueñan con construir un túnel o un puente a través del Estrecho de Gibraltar para unir los continentes africano y europeo, una tarea titánica que hasta ahora ha desafiado a la tecnología de la construcción. Sin embargo, los dos países pueden tender un puente de entendimiento y diálogo para liberarse de las cadenas de los prejuicios y del espectro del lado negativo de su historia compartida, y ése es el verdadero reto.
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Articulo traducido y adapatado de al-jazeera. net
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