El islam no es simplemente un credo religioso, sino que engloba toda una cultura asociada a un estilo de vida. La presencia de una comunidad islámica numerosa en el seno de una sociedad occidental supone, sin duda alguna, un fenómeno visible de interculturalidad que debe ser gestionado a nivel estatal, especialmente, en estos momentos críticos con el auge de “discursos de confrontación” entre Occidente y el mundo arabo-musulmán en algunos sectores. Los musulmanes en España no son una comunidad homogénea en absoluto; compartir una misma fe no implica que los individuos compartan otros aspectos fundamentales en su vida. La Comisión Islámica de España, que es el interlocutor oficial en nombre de los musulmanes ante las autoridades públicas, ha estado bloqueada durante décadas por enfrentamientos internos motivados por cuestiones políticas y doctrinales principalmente. En general, la gestión del islam en nuestro país es un asunto complejo por la variedad de actores implicados y sus diferencias en los aspectos políticos, ideológicos o simplemente por sus rivalidades internas. Una tesitura difícil de gestionar en un contexto sociopolítico neutral en materia religiosa como el que caracteriza a un Estado aconfesional.[1]
Por otro lado, los prejuicios y estereotipo generalizados por los medios de comunicación incrementan la marginación social de los musulmanes en España vinculándoles automáticamente con el fenómeno migratorio, pero esta relación no siempre es cierta en la realidad española. En una sociedad plural y diversa como la nuestra, los musulmanes de nacionalidad española adquirida por diferentes vías están presentes a nivel social y cultural en el espacio público. Además, miles de jóvenes españoles hijos de inmigrantes nacidos y educados en España son musulmanes o por lo menos mantienen una vinculación con esta parte de su identidad. Por otro lado, aunque minoritarios en número, existe un grupo amplio de conversos españoles que tienen un papel activo dentro de ese conglomerado heterogéneo que llamamos musulmanes españoles. La diversidad religiosa en la sociedad española es una realidad social con o sin el factor migratorio, solo el 56,6% de los españoles se consideran católicos, es decir más del 40% de los españoles se identifican religiosamente de manera distinta a la mayoría social.[2] Por lo tanto, cuando se habla de los musulmanes en España no tiene por qué hacer referencia a una comunidad foránea a pesar del origen mayoritariamente extranjero de sus miembros. Los inmigrantes nacionalizados españoles, así como la segunda generación nacida en España o los conversos al islam son ciudadanos de pleno derecho; el término “integración” asociado a este colectivo no deja de ser un concepto torpe repetido por expertos, medios de comunicación y demás actores de la sociedad civil, y en el peor de los casos una falacia intencionada que pretende extranjerizar una realidad propia de las sociedades modernas de un mundo globalizado. No obstante, el tema de la adecuación del lenguaje utilizado con respecto al islam y los musulmanes y sus consecuencias serán tratados en otro artículo; por lo que en este seguiremos utilizando el término “integración” principalmente en lo relacionado con los inmigrantes musulmanes, a pesar de lo señalado, con el fin de no desviarnos del tema central de este artículo.
La incorporación a la vida civil y política de este colectivo, los inmigrantes musulmanes, en el seno de la sociedad española debe ser fundamental en las políticas sociales del Estado. Los estudios académicos determinan el concepto de integración sociopolítica como el proceso de incorporación de los inmigrantes a la sociedad civil y al sistema político. Esto generaría una participación en las esferas públicas no basada en el origen, etnia o religión, culminando dicho proceso con el sentimiento de pertenencia a la sociedad y la aceptación de su sistema político. A grosso modo, hasta 2010, los estudios demoscópicos realizados en España concluyeron que la comunidad musulmana en términos generales se percibía adaptada social y culturalmente en la sociedad española y valoraba positivamente el sistema político y sus principales instituciones y actores públicos.[3] Desde entonces han pasado diez años de crisis económica, en los que los inmigrantes musulmanes originales del norte de África siguen siendo parte visible de la sociedad española. A pesar de la catastrófica situación de paro en nuestro país durante la última década, “los nuevos españoles” optaron por quedarse. En febrero de 2020 se alcanzó la cifra de 2,1 millones de personas de fe musulmana residentes en España, siendo los inmigrantes un grupo bastante numeroso. Esta noticia tuvo bastante eco en la prensa española lo cual indica la polémica paralela a la nueva etapa de la presencia musulmana en la península.[4]
Los estudios académicos españoles determinan detalladamente los elementos que operacionalizan el concepto de la integración sociopolítica antes mencionada. En estas páginas, nos fijamos en tres elementos esenciales que los analistas españoles presentan como cuestiones propias de la comunidad islámica española sin ninguna perspectiva crítica al entorno social y política donde se encuentra este colectivo humano.
1. La actitud social de la comunidad musulmana hacia la sociedad española
en este contexto, algunos estudios confirman la primacía de las redes sociales basadas en origen y valores comunes. Una característica comprensible dado que las personas tienden a relacionarse con individuos que comparten los mismos valores sociales. No obstante, la tendencia mayoritaria entre los inmigrantes musulmanes en España limita las redes sociales de forma casi exclusiva al elemento musulmán, lo cual generaría una identidad colectiva de grupo social basado en la religión. Esta circunstancia se acentúa especialmente por la naturaleza del espacio social migratorio en nuestro país que se ve recluido especialmente en barrios marginales y lugares de culto poco conectados con la cultura civil de la sociedad en general. La identificación con un credo religioso, en este caso el islam, ya sea desde un punto de partida cultural o espiritual, resulta un proceso lógico y propio de la naturaleza humana con independencia de la religión. Sin embargo, reducir los complejos procesos identitarios única y exclusivamente al componente religioso supone cuanto menos un error que puede ser la causa de numerosos problemas de distinto tipo. Esta narrativa la comparten tanto las tendencias extremistas, ya sean religiosas o políticas en auge actualmente, como gran parte de los medios de comunicación y la opinión pública en Occidente, que desde una posición a priori contraria a estos movimientos favorece, sumada a otros aspectos, a que esta dialéctica fundamentalista arraigue en los sectores más desfavorecidos de la comunidad migrante de religión musulmana. La percepción de un cierre comunitario y la autoexclusión de la vida social y política por parte de los inmigrantes musulmanes ha sido criticada por académicos y actores públicos.[5] Sin embargo, esta crítica se presenta, en muchas ocasiones, de manera superficial, centrada en la consecuencia y no en las causas, es decir, no tiene en cuenta todos los términos de la ecuación. Es cierto que los inmigrantes musulmanes deben querer abrirse hacia la sociedad de acogida, pero por otro lado ¿está esta sociedad abierta hacia sus nuevos ciudadanos de origen inmigrante? Una pregunta pertinente y más aún si tenemos en cuenta el auge de discursos extremistas, tanto a un lado y a otro, que pretenden reducir la cuestión identitaria a postulados ampliamente superados bastante tiempo atrás, y que a pesar de que puedan parecer antagónicos, se retroalimentan y necesitan.
2. Fuentes de información social y política del colectivo musulmán
este factor resulta muy significativo por tratarse de uno de las principales instituciones orientadoras de la opinión pública. La tendencia mayoritaria entre los inmigrantes musulmanes en España es consumir un contenido informativo en lengua árabe producido por medios de comunicación de países de mayoría musulmana lo cual introduce elementos informativos no compartidos con el resto de la sociedad española. Algunos actores públicos en materia migratoria confirman que incluso muchas familias priorizan la instalación de televisión por satélite a algunas necesidades básicas.[6] En realidad, la cultura y la información son fundamentales en el proceso de integración de cualquier colectivo dentro de una sociedad plural, por lo tanto, es necesario elaborar políticas culturales destinadas a las necesidades de cada grupo social. ¿Cuántos programas culturales públicos están dedicados a aumentar la consciencia cultural de los ciudadanos de origen inmigrante? En España simplemente, el aprendizaje del idioma supone un gran problema para una amplia franja social de inmigrantes. Como hemos podido comprobar, numerosas personas están en situación de exclusión social por no poder conseguir el carné de conducir por motivos lingüísticos. Se trata mayoritariamente de empleados agrícolas que no encuentran trabajo por la sencilla razón de no poder conducir legalmente un vehículo.
3. La naturaleza del discurso religioso islámico en lo referido a la integración sociopolítica
las tendencias fundamentalistas religiosas están encontrando un gran aliado en el auge de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías. Esta circunstancia está favoreciendo la difusión de este discurso en las sociedades árabes y musulmanas, es decir, cada vez está más presente un discurso reaccionario que emplea el cierre comunitario como barrera ante la interacción mutua entre la cultura inmigrante y la cultura local de la sociedad de acogida. Observamos, incluso, aunque sea de manera minoritaria, simpatías hacia grupos yihadistas que combaten en países extranjeros. Esta realidad sería congruente con la identidad reforzada a la que hacíamos alusión, lo cual podría convertirse en un elemento problemático en un futuro no muy lejano.[7] A nuestro juicio, este factor está vinculado totalmente con lo expuesto anteriormente: por un lado, la cuestión cultural emerge como determinante en este sentido. Si el Estado español abandona la educación y la formación cultural de sus ciudadanos musulmanes inmigrantes y sobre todo los jóvenes de segunda generación, no puede esperar otra cosa que un auge masivo de corrientes religiosas radicales y grupos simpatizantes con las redes yihadistas. Por otro, si no se combaten los discursos públicos reduccionistas, xenófobos y que proyectan sobre estos inmigrantes la sospecha permanente el terreno queda allanado para la proliferación de este tipo de corrientes fundamentalistas. En este contexto, la escuela pública es la herramienta calve para resolver una gran parte del problema a largo plazo. Sin embargo, en la tesitura actual es necesario realizar una intervención dirigida a ayudar un gran número de inmigrantes musulmanes que por su escaso bagaje cultural pueden verse seducidos o empujados por este planteamiento dicotómico fieles/infieles, creyentes/no creyentes, que esgrimen fundamentalistas religiosos de un lado y extremistas políticos de otro, con el fin de acercarles el máximo posible al concepto moderno de la ciudadanía civil.
Los estudios académicos elaborados en España ofrecen una buena base informativa y analítica para comprender el proceso de la integración sociopolítica de la comunidad musulmana. Empero, como mencionábamos, en muchas ocasiones se limitan en exponer la problemática sin elaborar perspectivas de solución. Por otro lado, la sociedad civil debe asumir su responsabilidad en esta tarea clave en la España del siglo XXI. De cara al futuro, es más importante que nunca deshacerse de las lacras de la xenofobia, el racismo y el rechazo social que obstaculizan el progreso del país, independientemente del tema migratorio.
[1] El Ghazi, Said. “la gestión del islam en España: entre el islam inmigrantes y el islam español”. Universidad de Granada. 2018. p: 94,95.
[2] Opinión pública y política fiscal. CIS. Julio de 2021. p:18.
[3] Peñas Ramos, José Antonio, et al. “precepciones sobre la integración sociopolítica de los inmigrantes de origen musulmán en España: análisis de cuatro estudios de caso en Cartagena, Granada, Madrid y Guipúzcoa”. Revista Española de Ciencia Política. 2021. p: 149,150.
[4] Heraldo.es/
[5] Peñas Ramos, José Antonio, et al. “precepciones sobre la integración sociopolítica de los inmigrantes de origen musulmán en España: análisis de cuatro estudios de caso en Cartagena, Granada, Madrid y Guipúzcoa”. Revista Española de Ciencia Política. 2021. p: 153,154.
[6] Ibid. p:155.
[7] Ibid. p:156.
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